En el nro. 25 de la revista 24 cuadros, que ustedes pueden descargar aquí, leo esto sobre la serie MadMen, que me apasiona:
"Hay un episodio que es para mí el arquetipo de la serie. Freddie Rumsen, redactor de Sterling Cooper y empleado en la sección que dirige Don Draper sufre un notorio deterioro acusado por su alcoholismo. Estamos en un mundo donde muchos de sus integrantes son, en mayor o menor medida, alcohólicos, por eso nadie notó que lo de Rumsen empeoraba. Previo a una importante reunión, Freddie se orina en la oficina sin darse cuenta. Peter Campbell, ejecutivo de cuentas, lo delata ante Sterling y Draper y exige su despido, por cuestiones de intereses en las cuentas que maneja.
Draper y Sterling saben que tiene razón, aunque conscientes de su propio alcoholismo, la idea de echarlo no les parece atractiva."
Y siendo hija de un alcohólico pienso en mi propio padre, y en cómo el entorno quizá lo "protegió" porque estaba rodeado de hombres que, en su historia, se veían reflejados. En la pérdida y ganacia de la batalla de todos los días, en la cual hay siempre una lealtad de equipo, entre sí, y todos se cuidan entre ellos.
Nunca había notado esa parte del eje de la historia, la comunidad que se genera entre hombres y que sea posible que delatar el comportamiento de uno o echar a alguien que es simplemente "uno más" implique una toma de conciencia grupal que muchas veces el propio grupo no está preparado para admitir. "Podría ser yo" entonces, termina justificando el comportamiento de uno solo.
¿Es una lealtad malsana? ¿Es buena?
Depende para quién la sufra.
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