Ayer ví a uno muy romano, con sus mechones de pelo en forma de gota invertida sobre la frente -una frente muy interesante, como diría Asterix- y su correpondiente nariz romana, con un hueso sobresaliente que descendía en forma plana bajo la frente.
Los ojos celestes prendidos de su beba, una pequeña atorrantita de pelo rubio que miraba a todo el subte con cara de "A mí no me importa nada, porque yo estoy a upa de mi papá."
Obviamente, el resto de los pasajeros con cara de idiotas, mirando el idilio entre padre e hija; porque cuando uno ve a dos enamorados comienza a enamorarse de la escena, de la paternidad, de la vida y del amor, todo el mundo te parece bueno y el ambiente se llena de una atmósfera de calesita de la cual es imposible salir hasta que te bajás del subte.
El mundo es TAAAAANNNNN LINNNNDO cuando hay nenes alrededor... se diría que nos humanizan.
La autora de "Mujer, una geografía íntima" -Natalie Angier- escribió en su libro:
"Pon a varios adultos en una habitación con un bebé que sea apacible y es como si dejaras un paquete de mantequilla al sol de mediodía. Poco después de apiñarse en torno a la cuna, sus huesos empiezan a ablandarse y sus espaldas a doblarse. Los ojos se les empañan con cataratas de placer. Olvidan el intelecto y descubren nuevas posibilidades vocales: contralto, soprano, lechón. Y cuando reparan en las manos del bebé, prepárate para una versión de la antigua Oda a la Uña. Nada despierta tanta adoración en los adultos como una uña de bebé recién nacido, su hermosa precocidad en miniatura. Mira la fina cutícula abajo, la blanca ceja de queratina en el borde, su delicada curva, la irresisitible sistematicidad del conjunto: ¡parece que realmente funciona! Nos gusta la uña del bebé por su capacidad para adularnos, su recreación diminuta pero fiel de nuestro propia forma. Más que en un muslo o en un ojo o incluso que en la esponjosa concha de nautilo de la oreja, es en la uña donde radica el homúnculo, el adulto en preestreno. Y nos recuerda que el futuro está asegurado".
Ella apoyó su frentecita en la frente del papá. Ojos con ojos. Mmmm.... :)
Al segundo estaba nuevamente sentada encima de él. Sólo que él se había acurrucado sobre ella, la espalda encorvada, las piernas encogidas y los brazos apelmazados a su alrededor formando un cubículo de amor.
Adoro a la raza humana.
1 comentario:
que divino... me quede embobada imaginandome la escena.
y no se porque despues me acorde de ese capitulo de Friends donde Joey y el otro nabo salen con el nene de Ross, a pasearlo en cochecito, para ir de levante. y se lo olvidan en el colectivo...!!!!!!!!! jjjjjjjaaaaaaaaaaaaaaa!!!!
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