"Rara felicidad de los tiempos en que se puede sentir lo que se quiere y decir lo que se siente" - Tácito
30.10.08
15.10.08
La dulce espera le había agotado las piernas, y por eso los médicos decidieron que sería mejor que los últimos meses de panza los pasara en su casa, ocupándose de las farolas de colores y los saquitos del cuarto del bebé.
No tenía apuro en que llegara el parto: se había acostumbrado a esa presencia extraña y tan suya, a la vez visceral y distinta, de su hijo en el cuerpo.
Cosía lentamente, como si la ceremonia le diera un cierto espacio a la relación que había surgido por obra y gracia de la donación de esperma de un desconocido, de la fecundación in vitro y que ahora celebraba con su marido todos los viernes con una cena en algún hermoso restaurant del puerto.
Mariela no tenía vicios. No fumaba, no bebía, no era desenfrenada en el amor.
Simplemente comía, porción por porción, todo aquello que la naturaleza le traía a la mano. Una naranja, un bombón, un pejerrey.
Y aceptaba las cosas como venían, incluso el hecho de que Juan Francisco no pudiera darle esa semilla tan deseada que, sin embargo, múltiples veces había fantaseado con tener adentro, en ese ritual que más que imaginario se convertía en una ensoñación.
En ese ritual su óvulo se unía con la vida de su marido para formar el hijo perfecto, un gen sin mácula que le daría al mundo la certidumbre de que el ser humano es el creador infalible de todas las cosas.
Pero eso no se le había dado a ellos, y ahora ella bordaba un pequeño babero de la misma forma que tendría cualquier otro bebé, sin siquiera pensar en aquello que alguna vez había sido un deseo decapitado.
Aunque luego Fernando nació, y a Mariela se le cayó la cara de incredulidad.
Era el hijo más hermoso que podría haber engendrado un alma humana, la criatura más serafina e iluminada que su pueblo jamás hubiera conocido.
No podía concebir aquellos ojos, aquella mirada pícara y frívola, dulce y almizclada a la que un rulo se detenía a coronar, que definitivamente no venía de la raza de su marido.
Poco a poco, los gestos foráneos y la cabecita áurea empezaron a hacerla fantasear, a punzarle los pechos, la panza y un poco más abajo cuando se dio cuenta de que quería conocer sus orígenes.
Necesitaba, definitivamente, saber al hijo de quién le estaba dando de mamar.
A la unión de su vientre con el de quién se sentaba a mirar todos los días en la cocina a ver cómo gateaba, como lloraba, como la amaba.
Juan Francisco venía habitualmente de trabajar y se llevaba todo lo que pensaba hacia la cama, sin ver en su hijo más que el retrato de la madre, más que el de una unión, y por eso nunca se entero de lo que día a día ella cosía con sus puntillas.
A los ocho meses no aguantó más.
Estaba sentada en un café, mirando la guía telefónica de mil ciudades, hojeando desojada las páginas de su propia vida, preguntándose si la pregunta que se hacía era fecunda, era mentira, era sonrisa, era maligna.
Pero sólo sabía que la tenía, y con ella se dirigió hasta la casa de un tal Mariánges, Adrián, que vivía en la punta de la cima de una colina.
El corazón le latía casi tres veces lo que la doctora le había recomendado que latiera. Y aunque quisiera ya no había forma de parar la iniciativa.
Ahí lo vio. Sentado en el jardín a pleno día.
¡Oh, Dios, oh Dios, oh Dios, maldito el día!
Así era todo lo que ella había soñado. La cara de su esposo aún más perfecta. Los ojos de Fernando a gran escala, los mohínes más hermosos más viriles.
Y así se oscureció, ella y la tarde. Quiso escapar. Una mata le agarró el pie y él escuchó.
Se vieron, y ella primero, balbuceó. Él no dijo nada, sólo la miró.
Después la entró en la casa en la colina, y se amaron hasta ya no ser más dos.
La urgencia estaba vacía, no hubo más pieles que rozar.
Pero ahora ella no sabía a quién amar.
Y ahora, ¿a quién pertenecía?
¿A quién su afán interno de donar?
¿A quién le agradecía ese misterio?
¿A quién le devolvía su mitad?
Aquí estaba él en su colina. Voluntario alguna vez de un hospital. Y ahora sentía que se le iba la vida, si la dejaba ir o vacilar.
No podían vivir en la colina, tampoco retornar a lo habitual.
No se sabe ni cómo, ni porqué ni cuando, pero allí están, Mariela, Fernando y Adrián.
Los tres en Madagascar.
13.10.08
Take me home. Cause I don't remember.
Yo vivo aquí, sí.
Entre las imágenes fragmentadas,
entre las vivencias disociadas.
Acá, con el corazón en la mano y el grito en la boca.
Sí, vivo acá, en esta casa de desechos
y momentos casi quietos,
vivo con la vena henchida de locura
y con las ganas de morir
y de vivir al mismo tiempo.
Vivo acá, entre las drogas y el alcohol,
entre las muertes y el olor
lo que repele no es lo poco bello
sino lo poco sano.
¿Cómo se hace para no perder la dignidad?
oh Lord...
Cause I've been a prisoner all my life,
AND I CAN SAY TO YOU!
Struggling with my life, your life,
my wings, my will to fly...
my posibilities. my fear.
Tengo que salir, tengo que buscar, tengo que luchar.
(Ay de mí si no lo hago, diría algún abad.)
Nadie nunca va a decirme cómo andar,
nadie va a opacar mi felicidad.
Por eso siempre cierro la puerta de noche
y me quedo en la oscuridad.
Por eso me escondo, me miro, me duermo
para no sentir la soledad.
Sí, aquí vivo yo, entre las cuerdas de un piano
y la desolación del bajo
porque no se ve de afuera la tortura
ni se ve mi fuerza en el cantar
tanto más fuerte cuanto más fuertes se hacen
los ecos y las ganas de llorar.
No olvides ese voto, no lo olvides
de irte lejos, ser una y mil millones,
porque ahora veo cuan fuerte es la violencia,
en mi corazón valiente
donde ya non c'entra niente
no me importa ni que digan
que al innombrable va el respeto
porque yo respeto la vida
de mí, de los nobles y de los buenos
This isn't an ordinary life
y si nadie pelea por mí
seré yo contra la adversidad.
Ya estoy preparando los brazos.
Acá hay un ring y yo estoy peleando,
los guantes puestos y la frente en alto.
yo no quiero esta casa.
No quiero sus muros y sus silencios,
no quiero su criterio desfasado.
Sólo te pido que me des fuerza
me des aguante
me des coraje
no quiero
Y JAMÁS VOY A BAJAR LOS BRAZOS.
10.10.08
René Favaloro. Julio 29-2000 -14,30 hs.
Si se lee mi carta de renuncia a la Cleveland Clinic, está claro que mi regreso a la Argentina (después de haber alcanzado un lugar destacado en la cirugía cardiovascular) se debió a mi eterno compromiso con mi patria. Nunca perdí mis raíces. Volví para trabajar en docencia, investigación y asistencia médica. La primera etapa en el Sanatorio Güemes, demostró que inmediatamente organizamos la residencia en cardiología y cirugía cardiovascular, además de cursos de post grado a todos los niveles.
Le dimos importancia también a la investigación clínica en donde participaron la mayoría de los miembros de nuestro grupo.
En lo asistencial exigimos de entrada un número de camas para los indigentes. Así, cientos de pacientes fueron operados sin cargo alguno. La mayoría de nuestros pacientes provenían de las obras sociales. El sanatorio tenía contrato con las más importantes de aquel entonces.
La relación con el sanatorio fue muy clara: los honorarios, provinieran de donde provinieran, eran de nosotros; la internación, del sanatorio (sin duda la mayor tajada).
Nosotros con los honorarios pagamos las residencias y las secretarias y nuestras entradas se distribuían entre los médicos proporcionalmente.
Nunca permití que se tocara un solo peso de los que no nos correspondía.
A pesar de que los directores aseguraban que no había retornos, yo conocía que sí los había. De vez en cuando, a pedido de su director, saludaba a los sindicalistas de turno, que agradecían nuestro trabajo.
Este era nuestro único contacto.
A mediados de la década del 70, comenzamos a organizar la Fundación. Primero con la ayuda de la Sedra, creamos el departamento de investigación básica que tanta satisfacción nos ha dado y luego la construcción del Instituto de Cardiología y cirugía cardiovascular.
Cuando entró en funciones, redacté los 10 mandamientos que debían sostenerse a rajatabla, basados en el lineamiento ético que siempre me ha acompañado..
La calidad de nuestro trabajo, basado en la tecnología incorporada más la tarea de los profesionales seleccionados hizo que no nos faltara trabajo, pero debimos luchar continuamente con la corrupción imperante en la medicina (parte de la tremenda corrupción que ha contaminado a nuestro país en todos los niveles sin límites de ninguna naturaleza). Nos hemos negado sistemáticamente a quebrar los lineamientos éticos, como consecuencia, jamás dimos un solo peso de retorno. Así, obras sociales de envergadura no mandaron ni mandan sus pacientes al Instituto.
¡Lo que tendría que narrar de las innumerables entrevistas con los sindicalistas de turno!
Manga de corruptos que viven a costa de los obreros y coimean fundamentalmente con el dinero de las obras sociales que corresponde a la atención médica.
Lo mismo ocurre con el Pami. Esto lo pueden certificar los médicos de mi país que para sobrevivir deben aceptar participar del sistema implementado a lo largo y ancho de todo el país.
Valga un solo ejemplo: el Pami tiene una vieja deuda con nosotros, (creo desde el año 94 o 95) de 1.900.000 pesos; la hubiéramos cobrado en 48 horas si hubiéramos aceptado los retornos que se nos pedían (como es lógico no a mí directamente).
Si hubiéramos aceptado las condiciones imperantes por la corrupción del sistema (que se ha ido incrementando en estos últimos años) deberíamos tener 100 camas más.. No daríamos abasto para atender toda la demanda.
El que quiera negar que todo esto es cierto que acepte que rija en la Argentina, el principio fundamental de la libre elección del médico, que terminaría con los acomodados de turno.
Lo mismo ocurre con los pacientes privados (incluyendo los de la medicina prepaga) el médico que envía a estos pacientes por el famoso ana-ana , sabe, espera, recibir una jugosa participación del cirujano.
Hace muchísimos años debo escuchar aquello de que Favaloro no opera más! ¿De dónde proviene este infundio?. Muy simple: el paciente es estudiado. Conclusión, su cardiólogo le dice que debe ser operado. El paciente acepta y expresa sus deseos de que yo lo opere. 'Pero cómo, usted no sabe que Favaloro no opera hace tiempo?'. 'Yo le voy a recomendar un cirujano de real valor, no se preocupe'. El cirujano 'de real valor' además de su capacidad profesional retornará al cardiólogo mandante un 50% de los honorarios!
Varios de esos pacientes han venido a mi consulta no obstante las 'indicaciones' de su cardiólogo. '¿Doctor, usted sigue operando?' y una vez más debo explicar que sí, que lo sigo haciendo con el mismo entusiasmo y responsabilidad de siempre. Muchos de estos cardiólogos, son de prestigio nacional e internacional.
Concurren a los Congresos del American College o de la American Heart y entonces sí, allí me brindan toda clase de felicitaciones y abrazos cada vez que debo exponer alguna 'lecture' de significación. Así ocurrió cuando la de Paul D. White lecture en Dallas, decenas de cardiólogos argentinos me abrazaron, algunos con lágrimas en los ojos. Pero aquí, vuelven a insertarse en el 'sistema' y el dinero es lo que más les interesa.
La corrupción ha alcanzado niveles que nunca pensé presenciar. Instituciones de prestigio como el Instituto Cardiovascular Buenos Aires, con excelentes profesionales médicos, envían empleados bien entrenados que visitan a los médicos cardiólogos en sus consultorios. Allí les explican en detalles los mecanismos del retorno y los porcentajes que recibirán no solamente por la cirugía, los métodos de diagnóstico no invasivo (Holter echo, camara y etc., etc.) los cateterismos, las angioplastias, etc. etc., están incluidos.
No es la única institución. Médicos de la Fundación me han mostrado las hojas que les dejan con todo muy bien explicado. Llegado el caso, una vez el paciente operado, el mismo personal entrenado, visitará nuevamente al cardiólogo, explicará en detalle 'la operación económica' y entregará el sobre correspondiente!.
La situación actual de la Fundación es desesperante, millones de pesos a cobrar de tarea realizada, incluyendo pacientes de alto riesgo que no podemos rechazar. Es fácil decir 'no hay camas disponibles'.
Nuestro juramento médico lo impide.
Estos pacientes demandan un alto costo raramente reconocido por las obras sociales. A ello se agregan deudas por todos lados, las que corresponden a la construcción y equipamiento del ICYCC, los proveedores, la DGI, los bancos, los médicos con atrasos de varios meses. Todos nuestros proyectos tambalean y cada vez más todo se complica.
En Estados Unidos, las grandes instituciones médicas, pueden realizar su tarea asistencial, la docencia y la investigación por las donaciones que reciben.
Las cinco facultades médicas más trascendentes reciben más de 100 millones de dólares cada una! Aquí, ni soñando.
Realicé gestiones en el BID que nos ayudó en la etapa inicial y luego publicitó en varias de sus publicaciones a nuestro instituto como uno de sus logros!. Envié cuatro cartas a Enrique Iglesias, solicitando ayuda (¡tiran tanto dinero por la borda en esta Latinoamérica!) todavía estoy esperando alguna respuesta. Maneja miles de millones de dólares, pero para una institución que ha entrenado centenares de médicos desparramados por nuestro país y toda Latinoamérica, no hay respuesta.
¿Cómo se mide el valor social de nuestra tarea docente?
Es indudable que ser honesto, en esta sociedad corrupta tiene su precio. A la corta o a la larga te lo hacen pagar.
La mayoría del tiempo me siento solo. En aquella carta de renuncia a la C. Clinic, le decía al Dr. Effen que sabía de antemano que iba a tener que luchar y le recordaba que Don Quijote era español!
Sin duda la lucha ha sido muy desigual.
El proyecto de la Fundación tambalea y empieza a resquebrajarse.
Hemos tenido varias reuniones, mis colaboradores más cercanos, algunos de ellos compañeros de lucha desde nuestro recordado Colegio Nacional de La Plata, me aconsejan que para salvar a la Fundación debemos incorporarnos al 'sistema'.
Sí al retorno, sí al ana-ana.
'Pondremos gente a organizar todo'. Hay 'especialistas' que saben como hacerlo. 'Debés dar un paso al costado. Aclararemos que vos no sabés nada, que no estás enterado'. 'Debés comprenderlo si querés salvar a la Fundación'
¡Quién va a creer que yo no estoy enterado!
En este momento y a esta edad terminar con los principios éticos que recibí de mis padres, mis maestros y profesores me resulta extremadamente difícil. No puedo cambiar, prefiero desaparecer.
Joaquín V. González, escribió la lección de optimismo que se nos entregaba al recibirnos: 'a mí no me ha derrotado nadie'. Yo no puedo decir lo mismo. A mí me ha derrotado esta sociedad corrupta que todo lo controla. Estoy cansado de recibir homenajes y elogios al nivel internacional. Hace pocos días fui incluido en el grupo selecto de las leyendas del milenio en cirugía cardiovascular. El año pasado debí participar en varios países desde Suecia a la India escuchando siempre lo mismo.
'¡La leyenda, la leyenda!'
Quizá el pecado capital que he cometido, aquí en mi país, fue expresar siempre en voz alta mis sentimientos, mis críticas, insisto, en esta sociedad del privilegio, donde unos pocos gozan hasta el hartazgo, mientras la mayoría vive en la miseria y la desesperación. Todo esto no se perdona, por el contrario se castiga.
Me consuela el haber atendido a mis pacientes sin distinción de ninguna naturaleza. Mis colaboradores saben de mi inclinación por los pobres, que viene de mis lejanos años en Jacinto Arauz.
Estoy cansado de luchar y luchar, galopando contra el viento como decía Don Ata.
No puedo cambiar.
No ha sido una decisión fácil pero sí meditada.
No se hable de debilidad o valentía.
El cirujano vive con la muerte, es su compañera inseparable, con ella me voy de la mano.
Sólo espero no se haga de este acto una comedia. Al periodismo le pido que tenga un poco de piedad.
Estoy tranquilo. Alguna vez en un acto académico en USA se me presentó como a un hombre bueno que sigue siendo un médico rural. Perdónenme, pero creo, es cierto. Espero que me recuerden así.
En estos días he mandado cartas desesperadas a entidades nacionales, provinciales, empresarios, sin recibir respuesta.
En la Fundación ha comenzado a actuar un comité de crisis con asesoramiento externo. Ayer empezaron a producirse las primeras cesantías. Algunos, pocos, han sido colaboradores fieles y dedicados. El lunes no podría dar la cara.
A mi familia en particular a mis queridos sobrinos, a mis colaboradores, a mis amigos, recuerden que llegué a los 77 años. No aflojen, tienen la obligación de seguir luchando por lo menos hasta alcanzar la misma edad, que no es poco.
Una vez más reitero la obligación de cremarme inmediatamente sin perder tiempo y tirar mis cenizas en los montes cercanos a Jacinto Arauz, allá en La Pampa.
Queda terminantemente prohibido realizar ceremonias religiosas o civiles.
Un abrazo a todos,
René Favaloro
Like I love you
I would walk away in shame
I'd move town and change my name
When he watches you
When he counts to buy your soul
On your hand his golden rings
Like he owns a bird that sings
When we dance,
angels will run and hide their wings...
The priest has said my soul's salvation
Is in the balance of the angels
And underneath the wheels of passion
I keep the faith in my fashion
When we dance,
angels will run and hide their wings
I'm still in love with you
[I'm gonna find a place to live
Give you all I've got to give]
When we dance, angels will run and hide their wings
If I could break down these walls and shout my name at heaven's gate
I'd take these hands and I'd destroy the dark machineries of fate
Cathedrals are broken
Heaven's no longer above
And hellfire's a promise away
I'd still be saying
I'm still in love
still in love
still in love
still in love
He won't love you
Like I love you
He won't care for you this way
He'll mistreat you if you stay
Come and live with me
We'll have children of our own
I would love you more than life
If you'll come and be my wife
When we dance, angels will run and hide their wings
I'm gonna love you more than life
If you'll only be my wife
I'm gonna love you more than life
If you'll only be my wife
I'm gonna love you night and day
I'm gonna try in every way
I had a dream last night...
I dreamt you were by my side...
Walking with me baby...
My heart was filled with pride.
I had a dream last night........
7.10.08
I love you so, my sweet lil pumpkin
You know security never lasts
cause our heart is made of dreaming
and the world around never matters at all.
So don't go asking someone's love
just to be admired, just to be adored
you've got so much to give, got so much to store
don't anyone tell you how much you're worth.
I know you learned to look at you
in the face of others, some damn good Sting
but you're still the one who doesn't have to
put the red light on if you want to be free.
So now give your mind a chance
ask yourself if that's the kind of life you wanna live
see that structures aren't always for the best
and picture you in a different kind of ring.
My little pumpkin don't you see
You make me capable of tenderness
sometimes you look so defenseless
you think you need someone to care for you
But I see your strenght and I see your faith
don't dress Roxanne if it's not your will
you know life comes with a lot of thrills
and you're tough enough to face it straight.
6.10.08
Coconut Grove...
It's really true how nothing matters.
No mad, mad world, and no mad hatters.
No one is pitching cause there ain't no batters
In Coconut Groove...
Don't bar the door, there's no one coming.
The ocean's roar will dull the drumming
of any city thoughts and city ways...
The ocean breezes cool my mind,
The salty days are hers and mine to do what we wanna...
Tonight we'll find a dune that's ours
And softly she will speak the stars until sunup...
It's all from having someone knowing
just which way your head is going.
Who's always warm, like in the morning
in Coconut Groove...
5.10.08
I learned to manipulate.
This ain't love voodoo.
just entered the game...
and now it is you
who don't know the way
to get to my heart.
'Cause you lost the smell
to trespass the dark.
You had it at first,
and you chose to die
(right into my mind)
but now try come in.
Well, I can adjust
to your tricky lies,
and be part of one
created by me. :)
(where you do still matter
and I do still care!
and you feel important
and I am to blame.)
But that's just the past
and my sweet revenge
-which play the same role
in this beautiful play-,
where I buried you
when I found someone else
and never forgot
all my wounds on the fence.
You think that you're smart?
well watch me grow up
(the size of your ego)
your luxury tall.
And see me relax
in front of your bounds
your logic go-downs
your lovely freakouts.
Right there's where I laugh
(such beautiful play...
your make up collapse!)
and, hell, be compassionate:
your soul has no ass.
No mouth and no shaft.
Your words don't get far.
And facts will remain.
The latest distortion
is the cheapskate part
you may represent
now that I am on stage...