Me hace sentir mal.
No podemos convivir, vos y yo.
Porqué tenías que ser tan violento?
Quién te enseñó la violencia??
Amaba despertar con tus bigotes blancos en mi nariz.
Eras la esperanza de que a los 33, no soy tan solitaria y gruñona como parezco.
Y sin embargo decidiste tirar mi espejo de pie, tirar la ropa lavada sobre las astillas de vidrio, tirar mis preciados libros de los estantes y mofarte de ello a cada rato, mirarme desafiante.
Es cierto que casi te ahorco.
Pero no sos mi hijo. A mi hijo posiblemente no lo correría de la casa, ni hoy ni nunca.
Pero no te podés subir 8 VECES SEGUIDAS a una mesa y pensar que no va a haber consecuencias. Más bien parece que las estás buscando!
Nunca pensé que daría de baja a un gato.
Pensé que los amaba más que a los humanos.
Pensé pensé pensé....
Y me encontré con Maya.
El gato más zarpado y zarpante, milagroso loco y cuerdo pero furia rampante, y yo no puedo vivir con toda esa energía.
Para eso suficiente fue mi padre.
PD. Pero por varios meses me despido también de la alegría.
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