"¡No abandonaremos jamás!"

Éste es Jerôme Lejeune. Genetista defensor de la vida desde la concepción y descubridor del síndrome de Down -trisomia 21-.

Es fascinante que un descubrimiento como éste haya estado en manos de un amante de la vida y no en manos de un materialista de la concepción que pudiera utilizar su inteligencia para decidir que un ser humano sin conciencia de sí -cosa muy ambigua, por cierto- es más digno de matarse que un mono.

Lo interesante de esta historia es cómo aquellos que un día le otorgaron los premios “Kennedy Prize” y “Memorial Allen Award Medal”, las más altas distinciones mundiales en el campo de la genética -también se le otorgó el “Premio Griffuel” por sus investigaciones sobre el cáncer- al saber de su férreo rechazo al aborto le dieron vuelta la espalda, perdiendo así todo el apoyo económico de la administración francesa a su labor científica e incluso los honores que le correspondían.

Les dejo unas frases que me impactaron por su contundencia.

- "La genética moderna se resume en un credo elemental que es éste: en el principio hay un mensaje, este mensaje está en la vida y este mensaje es la vida".

- "Aceptar el hecho de que tras la fertilización, un nuevo ser ha comenzado a existir no es una cuestión de opinión. Es una evidencia experimental".

- "El increíble Pulgarcito, el hombre más pequeño que el dedo pulgar, existe realmente: no el de la leyenda, sino el que cada uno de nosotros hemos sido".

- “Sabemos con certeza que toda la información que definirá a un individuo, que le dictará no sólo su desarrollo, sino también su conducta ulterior, que todas esas características están escritas en la primera célula. si esta información no estuviera ya completa desde el principio, no podría tener lugar; porque ningún tipo de información entra en un huevo después de su fecundación. Habrá quien diga que, al principio del todo, dos o tres días después de la fecundación, sólo hay una célula. Pero esa pequeña mora que anida en la pared del útero ya es diferente de la de su madre, ya tiene su propia individualidad y, lo que es a duras penas creíble, ya es capaz de dar órdenes al organismo de su madre. Este minúsculo embrión, al sexto o séptimo día, toma inmediatamente el mando de las operaciones. Es él, y sólo él, quien detiene la menstruación de la madre, produciendo una nueva sustancia que obliga al cuerpo de su madre a conservar su protección. Ya hace de ella lo que quiere ¡y Dios sabe que no se privará de ello en los años siguientes!”

- "Ante la enormidad de la tarea y la formidable necesidad de tener éxito, nuestro deber se resume en una frase: ¡No abandonaremos jamás!"

Dr. Jerôme Lejeune ---Padre de la Genética Moderna.