Pero! Con música fuerte, como siempre. En este caso Long Train Running, the los Doobie Brothers, me hacía compañía en mi lucha contra la filosofía. (La gente es un texto = Gadamer).
De repente... un saxo empieza a laburar el bajo de MI canción, desde la ventana de mi cuarto. De mi primer piso. Yo pensando "este no es el trombón a vara de mi papá... quién soto será?"
Y claro: me había olvidado de las Gallery Nights de la que el galerista de enfrente de casa, Drucaroff, se prende a cada rato. Y de que no sé si es la Municipalidad o él que contratan a dos músicos -acá había una viola hermosísima y un saxo- que tocan un enamoradizo repertorio jazzístico, que sube a mi balcón cual enredadera.
¡Amo esto....! ¡Gracias!!! Gracias por la música callejera, por los artistas "de paso", por la gente que los mira, por los bebés que no pueden creerlo, por los cuadros, la gente curiosa, los anteojos y las risas.
El lindo saxofonista se divertía con mi compilado de temas ochentosos... -que por cierto estaba a todo volumen-. Y ahora lo tengo bossanoveando... soy feliz........
No hay comentarios.:
Publicar un comentario