Me aburro.
Creí que nunca iba a pasarme.
Era un tabú para mí,
pero me aburro.
De mis propios problemas,
de la gente por la calle,
de los cuentos de hadas,
de los climas familiares,
la tensión del trabajo
el alcohol y la risa
las personas que quiero
de la solidaridad,
la gimnasia, el cerebro
de las catástrofes mundiales
¡y hasta de mi propia sexualidad!
¿Cómo puede pasarme esto?
Me aburro hasta de ser autorreferencial
pero sólo puedo hablar de lo que conozco
y últimamente sólo me expongo hasta cierto umbral.
Las experiencias complejas
me hicieron simple,
pero sigo necesitando emociones fuertes
y conocer más de lo que puedo dar.
¿Hay un límite a esta fisiología mental?
¿A esta necesidad de estimulantes?
No puedo traspasarme a lo oriental.
Pero me animo,
intento cuidarme,
y esperemos que la vida no pase sin que yo la viva,
sin necesidad de cambiar.
Que el cambio sea YO misma,
como una vez me llamaron:
My Hurricane Aftermath.
.
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