Sinceramente, ya no se salva nadie.
Guardia traumatológica, jueves a la tarde, dos recepcionistas y dos médicos jóvenes.
Médico: ¿Qué pasó? Le sacó una sonrisa, increíble. (Hablando del otro médico y de la otra recepcionista).
Recepcionista: Sí, no sé que pasó hoy. O él se inspiró o ella no sé.
Médico: ¿Qué? ¿Le sacó otra cosa también?
Recepcionista: (Risas)
Médico: Yo soy el padrino...
Recepcionista: ¡Y yo soy la madrina!
Ahora parece que los after-office se hacen en todos lados...
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