"Rara felicidad de los tiempos en que se puede sentir lo que se quiere y decir lo que se siente" - Tácito
21.2.13
Algunos bailan
Yo prefiero hacer bailar
Ella usa los tacos
Yo prefiero hacerlos
Te gusta que te miren
Yo prefiero mirar
Se te compra con halagos
A mí me gusta adular
Prefiero bailar a hacer bailar pero prefiero mirar a que me miren y no me gusta adular.
De vez en cuando tengo la impresión (quizá ya te lo haya escrito, pero no lo voy a comprobar) de que te escondes del mundo, que buscas que la bóveda estrellada sea firme, cuando no es más que la impresión óptica de la proyección del infinito en nuestra percepción.
Y esta percepción me evoca a la escena de la película de Bertolucci (más que a la novela de Paul Bowles) "The Sheltering Sky" de la que te reseño el pasaje que más me sobrecogió:
–Sabes -dijo Port, y su voz sonó irreal, como ocurre después de una larga pausa en un lugar perfectamente silencioso-, el cielo aquí es muy extraño. A veces, cuando lo miro, tengo la sensación de que es algo sólido, allá arriba, que nos protege de lo que hay detrás. Kit se estremeció ligeramente. –¿De lo que hay detrás? –Sí. –¿Pero qué hay detrás? – preguntó Kit con un hilo de voz. –Nada, supongo. Solamente oscuridad. La noche absoluta. –No hables de eso ahora, por favor -la súplica era angustiada-. Aquí arriba todo lo que dices me aterra. Se está poniendo oscuro y no puedo soportarlo.
6 comentarios:
Prefiero bailar a hacer bailar
pero prefiero mirar a que me miren
y no me gusta adular.
De vez en cuando tengo la impresión (quizá ya te lo haya escrito, pero no lo voy a comprobar) de que te escondes del mundo, que buscas que la bóveda estrellada sea firme, cuando no es más que la impresión óptica de la proyección del infinito en nuestra percepción.
Y esta percepción me evoca a la escena de la película de Bertolucci (más que a la novela de Paul Bowles) "The Sheltering Sky" de la que te reseño el pasaje que más me sobrecogió:
–Sabes -dijo Port, y su voz sonó irreal, como ocurre después de una larga pausa en un lugar perfectamente silencioso-, el cielo aquí es muy extraño. A veces, cuando lo miro, tengo la sensación de que es algo sólido, allá arriba, que nos protege de lo que hay detrás.
Kit se estremeció ligeramente.
–¿De lo que hay detrás?
–Sí.
–¿Pero qué hay detrás? – preguntó Kit con un hilo de voz.
–Nada, supongo. Solamente oscuridad. La noche absoluta.
–No hables de eso ahora, por favor -la súplica era angustiada-. Aquí arriba todo lo que dices me aterra. Se está poniendo oscuro y no puedo soportarlo.
Saludos,
Sí, soy de esconderme y mucho.
Lucho para no hacerlo pero no me sale muy bien, y sólo a veces dejo que la vida me muestre su lado bueno.
Lo mismo yo con ella.
PD. Y ese mismo pasaje me hace acordar al mar que se termina en The Truman Show...
Habrá que aumentar la cadencia de esas veces.
Parece complicado, pero es mucho más difícil.
Por eso es tan sencillo conseguirlo.
(A veces me "paro" -en "gayego"- para confundirme con lo extraño de los días)
Cierto. Justo hoy pasé por tu blog y no te encontré. Me pregunté en donde estarías.
al menos estoy componiendo música. Si no salgo, dejaré salir algo.
Recién vengo de escribir (escribir requiere -en mi caso- la relectura) en desde y en raíz... será que la claridad del topo es la obscuridad del día.
(me gustaría escucharla)
En el mío escribir requiere la pereza de no editar...
Me gusta mucho tu último poema en Desde.
Así es nomás. Quizá algún día, cuando esté grabada y no me preocupe mostrar mi voz.
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