28.7.10

Dulce es la vida del que se basta a sí mismo y del que trabaja,
pero más todavía la del que encuentra un tesoro.
Tener hijos y fundar una ciudad perpetúan el nombre,
pero más se estima a una mujer irreprochable.
El vino y la música alegran el corazón,
pero más todavía el amor a la sabiduría.
La flauta y el arpa emiten sonidos melodiosos,
pero más todavía una lengua dulce.
La gracia y la belleza atraen la mirada,
pero más todavía el verdor d los campos.
El amigo y el compañero se ayudan oportunamente,
pero más todavía la mujer y el marido.
Los hermanos y los bienhechores son útiles en la adversidad,
pero más todavía salva la limosna.
El oro y la plata hacen marchar con paso firme,
pero más todavía se aprecia un consejo.
La riqueza y la fuerza reconfortan el corazón,
pero más todavía el temor del Señor.

Eclesiástico 40, 18-26

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