16.10.12

Redundancia



Qué querés conmigo.
Sabés que soy frágil, oculta, sensible.

No tengo esa habilidad de hacerme cargo de mí misma,
viajar, ser así de lista.

Soy más bien huraña, desconfiada, machista.
Me gusta el whisky y la melancolía.

Cada día más parecida a mi papá,
a sus frustraciones y desdichas.

¿Qué querés de mí, si no soy como las demás chicas?

No sé si puedo dar amor,
sólo llevo los pantalones para mí misma.

No guardo bendiciones para un alma como vos,
que necesita que lo guíen...
Soy egoísta.

¿Por qué me admirás con recelo,
casi con odio, que no deja ver que me necesitás?

Quizá porque a vos también te quema un poco la soledad,
Detrás de esa pantalla,
Aunque no lo admitas salté tu muralla

Igual no creo ser adecuada para tu misterio.
Tenés algo refinado y yo estoy tan en bruto.

Mi carácter, mis enmiendas recién empiezan.
No sé si un día las terminaré,
y mientras tanto sufro.

Tengo esa terquedad atravesada,
que me hace exigirme más.

Y exigir más a los demás,
Y no entender nada.

Y a la vez no quiero que me jodan, ¿podés aceptarme así?

Y yo lo querría así?

Valga la redundancia.

.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Hubo un tiempo en el que prefería al vodka que al whisky para la melancolía.

Dicha: sensación agradable de la que goza el individuo cuando es consciente de que se desconoce.

Valga la polisemia

Carz dijo...

Vaya, no sé qué me pasa con tu cuenta de comentarios. El comentario que salió anónimo, era mío (de Carz, por si acaso vuelve a salir anónimo)

Silvia dijo...

Hola Carz! Jaja lo imaginé, siendo el único que comenta. Y que conste que la moderación de comentarios fue por vos! Jajaja

Qué buena definición de dicha....

Anónimo dijo...

This was really a fascinating subject, I am very lucky to have the ability to come to your weblog and I will bookmark this page in order that I might come back one other time.